Hay un dolor que va más allá de lo físico, y es el dolor que provoca saber que no tienes otra opción que ir al dentista. Esto es una exageración tan grande como las que mucha gente pone para posponer las visitas al dentista. Al final lo que ocurre es que lo que antes era un pequeño dolor que podía curarse con relativa facilidad, se agrava hasta el punto de tener que realizar tratamientos más invasivos.