Si no somos felices y si no estamos cómodos en nuestro propio hogar, vamos a tener muy complicado serlo en otro lado. Nuestro hogar es el lugar en el que podemos hacer realmente la vida que queremos, esas cosas que no podemos permitirnos durante nuestra jornada laboral o cuando estamos rodeados de gente. Por eso, este es el sitio en el que debemos tener a mano todo lo que queremos y todo lo que nos hace felices. Si no es así, la vida se complica y mucho. Está claro que es muy necesario que tengamos un hogar en el que seamos felices y eso depende de muchas cosas. Tenemos que cumplir con el máximo número posible de ellas.
Además de lo que ya hemos comentado, en casa hay que apostar por la comodidad. Es evidente que debemos hacer todo lo posible por garantizar nuestro descanso y nuestra relajación. Ni que decir tiene que una de las cuestiones que hace posible que ese descanso y comodidad es la temperatura a la que nos encontremos, un aspecto que es básico y que, desde luego, afecta directamente a las personas que se encuentran en el interior de la vivienda. Ahora que llegan los meses más fríos del año, todos y todas somos conscientes de la enorme relevancia que tiene el hecho de encontrarse a una buena temperatura para cuando se nos llene la casa de familiares.
Un concepto que es muy importante en este sentido es el del aislamiento. Por un lado, el aislamiento acústico es fundamental especialmente si vivimos en una gran ciudad y existe un tráfico bastante denso durante algunos momentos del día. Por otro lado, el aislamiento térmico es igualmente importante y es el que va a ser protagonista del resto de este artículo. Por desgracia, no todas las viviendas de nuestro país cuentan con los avances de los que hemos hablado. En España el parque de viviendas es muy antiguo y no cabe la menor duda de que eso genera un impacto muy negativo para la vida hogareña durante los fríos días del invierno.
En una información publicada en la página web El Ágora Diario (el diario del agua, tal y como se define el medio a sí mismo), se comenta que las viviendas son depredadoras de energía, especialmente si no se han rehabilitado. Y esa es una cuestión tan real como la vida misma, para qué nos vamos a engañar. Las casas y pisos que tienen más años no guardan el calor tanto como lo hacen las nuevas construcciones, lo cual obliga a sus propietarios a tener la calefacción puesta durante mucho tiempo cada día, a empezar a ponerla antes, durante los primeros días del otoño y a apagarla más tarde, ya bien entrada la primavera. Esta no es una buena noticia para la contribución con el medioambiente que todos y todas debemos acometer.
Además, el problema ya no es solamente que perdamos energía. Según indica una información que vio la luz en la página web del diario Noticias de Navarra, un mal aislamiento afecta directamente a nuestra salud. Y esto es real para los dos tipos de aislamiento de los que hemos hablado. El aislamiento acústico impide que el ruido nos genere ansiedad o estrés y el aislamiento térmico hace posible que tengamos bien alejado al frío de nuestros cuerpos y de nuestros hogares, que no es moco de pavo ni mucho menos. La verdad es que es una verdadera necesidad para el ser humano mantener alejadas estas dos cuestiones de la vida diaria.
Uno de los secretos para mantener bien protegido a nuestro hogar de los problemas térmicos como el exceso de frío o calor es apostar por el aislamiento térmico, un factor que nos permitirá reducir nuestra dependencia de la calefacción durante los fríos meses de invierno y que nos permitirá, al mismo tiempo, mantener fresquito nuestro hogar durante las semanas más difíciles del verano. Y una de las acciones más repetidas que la gente está realizando para hacer esto posible no es poner más tiempo la calefacción en invierno o dejar las ventanas abiertas más horas en verano, sino cambiar las ventanas de sus viviendas y apostar por las de PVC. Así nos lo han hecho saber desde Ventanas de PVC Granada.
Si la temperatura es la correcta, hay más opciones de alcanzar la felicidad
La temperatura es uno de los factores más importantes a la hora de conseguir la felicidad en nuestro hogar. Es una de las cuestiones que favorecen que el resto de cuestiones que hayamos pensado para nuestro hogar funcionen de lo lindo. Cuando se tiene un exceso de calor o de frío, las cosas pueden no salir como lo hemos pensado. Y esa es una verdadera lástima, sobre todo porque lo único que tenemos que hacer es cambiar las ventanas de nuestra casa para conseguir un hogar que sea más acogedor y en el que tengamos la oportunidad para ser más felices que nunca.
¿Os imagináis una cena de Navidad con el resto de nuestra familia en la que todos y cada uno de nosotros estuviera abrigado hasta las cejas porque no soporta el excesivo frío que hace en vuestra casa? ¿Os imagináis una comida en verano en la que no pudiéramos hacer nada contra el calor o tuviéramos que abrir la ventana para soportarlo, haciendo que todo el mundo estuviera sometido a la entrada de mosquitos o de ruido? Se trata de situaciones complicadas de asimilar y que, desde luego, no nos van a permitir disfrutar tanto de los buenos momentos que podemos pasar en familia. No podemos permitirnos el lujo de dejar pasar oportunidades así. Hay que disfrutarlas al máximo y que nada nos las amargue.
En resumidas cuentas, la vida puede ser mucho mejor si la temperatura del hogar es la que deseamos, la que necesitamos para tener una vida normal. Y, teniendo en cuenta que buena parte de las viviendas en España cuentan ya con varias décadas de existencia, debemos saber que hay mucha gente que tiene el riesgo de padecer problemas en ese sentido. Sacar a nuestra familia y a nosotros o nosotras mismas de un problema como ese es necesario, es una obligación. Por tanto, ese cambio de ventanas del que os hemos hablado es algo que no podemos perder de vista y que va a jugar un papel muy importante a la hora de construir una vida mucho más apta para nosotros y nosotras.
A veces, pequeños cambios son más eficaces que los grandes
Es evidente que, cuando hay problemas de aislamiento en un hogar, estamos incómodos y no convivimos de la misma manera que cuando esos problemas de aislamiento no existen. Cuando nos encontramos ante una problemática así, hay que tener la cabeza fría y saber que pequeños cambios en el hogar pueden ser mucho más eficaces que un cambio radical como el que por suponer una mudanza. No, no es necesario cambiar de casa en este tipo de casos, lo que de verdad vale la pena y resulta más barato es que cambiemos las ventanas de nuestra vivienda. Son muchas las personas que os pueden asegurar la idoneidad de esta manera de proceder.
No cabe duda de que, a pesar de que estemos hablando de pequeños cambios, su impacto en el día a día de la vivienda es muy grande. Todas las personas que convivan en el interior de la misma notan una variación sustancial de su calidad de vida si se tiene en cuenta la relevancia que va asociada al aislamiento térmico. Uno de los factores que más condiciona la vida de los seres humanos es siempre la temperatura que les rodea. Al igual que no es lo mismo vivir en Noruega que hacerlo en España, tampoco va a ser lo mismo vivir en un hogar en el que haga frío a otro en el que estemos perfectamente climatizados durante los meses de invierno.
También tendremos que estar pendientes de otros asuntos, por supuesto. Son muchas las cosas que nos van a influir a la hora de determinar si somos felices en el hogar o no, no es un asunto que se vaya a decidir por una cuestión solamente dependiente de la temperatura. Aspectos como lo pueden ser la ubicación de la vivienda, la cantidad de metros cuadrados de los que disponga, la cercanía que tenga con respecto a los supermercados o los hospitales… van a ser muy importantes para determinar si nuestra vida es cómoda o no.
Hay que controlar cualquier factor que pensemos que va a ser de gran relevancia a lo largo de nuestra vida. Y la vivienda en la que residimos es uno de ellos. Si encontramos ese sitio en el que queremos vivir y reúne las condiciones para que estemos cómodos y nos sintamos bien, será suficiente. Ojalá que todos y todas tengamos la oportunidad de conseguirlo. Está en nuestras manos y no debemos dejar escapar la más mínima opción que tengamos de conseguir esos avances que nos hagan de la vida algo mucho mejor para nosotros… y para aquellos que nos rodean.