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Los coworking dinamizan la economía.

La economía es un área en continuo movimiento. Los sectores económicos que son rentables en un momento determinado dejan de serlo y son sustituidos por otros nuevos. Esto también sucede con la forma de trabajar. Los coworking son la alternativa de centro de trabajo que mejor se adapta a una serie de actividades profesionales y empresariales habituales en la actualidad.

Un coworking es un espacio de trabajo compartido. Unas instalaciones físicas que comparten profesionales o empresas que son independientes unas de otras. Una alternativa a las tradicionales oficinas en alquiler.

Vivimos en la era digital. Aunque convivimos con el modelo de empresa tradicional, lo cierto es que internet y las nuevas tecnologías están cambiando la forma de entender el emprendimiento.

Hoy podemos abrir una tienda especializada que funcione sin necesidad de disponer de un local físico abierto al público, gracias al comercio electrónico. Podemos ponerla en marcha sin ni tan siquiera disponer de un almacén propio, con alguna solución de Dropshiping.

Un profesional puede prestar servicios de consultoría sin tener un despacho céntrico al que acuden los interesados. Puede comunicarse con sus clientes, en lo fundamental, por internet.

Emprender en el mundo digital es más sencillo y económico que hacerlo por la vía tradicional. Puede ser que una idea de negocio no te funcione, pero al invertir menos capital, deja menos secuelas y puedes desarrollar antes otro proyecto.

Este nuevo perfil de emprendedor busca reducir costes en determinados asuntos, que antes eran fundamentales para iniciar un negocio, como podía ser la sede física. Destina sus recursos a otras cuestiones relacionadas con hacer productiva la idea. Al mismo tiempo, busca algo dinámico, no un contrato que le ate durante años. Puede ser que su proyecto tenga un recorrido de poco tiempo o que, por el contrario, escale rápidamente y necesite trasladarse a un lugar más grande. ¿Para qué, entonces, necesita un contrato de alquiler de una oficina durante 5 años?

Marc Gumma nos cuenta su caso. Llegó un momento en que su empresa empezó a crecer. Se le presentó entonces la necesidad de reunir a todo su equipo de trabajo en un mismo lugar físico. Para ello alquiló dos despachos contiguos en Mitre, 126 Workspace, un coworking ubicado en la zona alta de Barcelona, por encima de la Avenida Diagonal. La situación, aunque era previsible, llegó antes de lo esperado. Necesitaban una solución flexible. Si hubieran alquilado una oficina céntrica desde el principio, el crecimiento de su proyecto se hubiera lastrado.

El caso de Marc es habitual en los tiempos que vivimos. Les sucede a muchos profesionales y emprendedores. Los coworking ayudan a que sus proyectos salgan adelante. Estas son 5 razones por las que los coorking dinamizan la economía.

Una solución flexible.

Los coorking alquilan un lugar de trabajo. Una mesa o un espacio en el que el profesional acude con su ordenador portátil y se conecta a internet. El centro, además, presta una serie de servicios colectivos como una centralita de atención de llamadas, servicio de impresión de documentos, recepción de paquetería, etc.

El interesado paga por el tiempo que usa el espacio de trabajo. Puede ser un mes, unos días, etc. Para ello no abona ninguna fianza, ni tiene ningún compromiso de permanencia.

Como el espíritu de los coworking es la flexibilidad, pone a disposición de sus clientes instalaciones como salas de reunión, salones de conferencias o despachos, que el interesado solo paga si los utiliza.

Imagínate lo que le costaría a un profesional o a una startup pagar unas instalaciones de este tipo, para uso exclusivo propio, en el centro de una ciudad. El periódico económico «Cinco Días» informa que el alquiler de oficinas en Barcelona o Madrid está recuperando los precios anteriores a la pandemia del COVID-19. Hoy, alquilar una oficina en la zona de la Castellana, de Madrid, tiene un precio medio de 40 € el metro cuadrado. Una minúscula oficina de 20 metros cuadrados, ya se te planta en 800 € al mes. Todo esto, sin contar que para poder entrar en ella debes abonar dos meses de fianza, el mes de la agencia y el mes entrante. El alquiler aparece recogido en un contrato con una duración mínima de 5 años, en el inquilino tendrá que pagar una indemnización al arrendatario en el caso de que abandone la oficina antes del tiempo estipulado.

Crear relaciones de networking.

Los coworking crean condiciones favorables para establecer relaciones de colaboración entre los usuarios.

El famoso director de marketing digital Romuald Fons fraguó su actual empresa “Big SEO”, una de las agencias de marketing más potentes en el mundo hispano, en un coworking. Ha contado su historia en varias ocasiones.

Tras fracasar en algunos negocios, Romuald comenzó a montar páginas web que monetizaba con publicidad de Google y marketing de afiliados. Por aquel entonces, frecuentaba un coworking para trabajar. Sus páginas web tuvieron tanto éxito que empezó a recibir encargos de grandes empresas para que les llevara la optimización de sus sitios webs. Al ponerse a trabajar en proyectos que no eran los suyos, empezó a recabar la ayuda de otros profesionales que trabajaban en el mismo coworking que él: diseñadores web, programadores, otros consultores S.E.O., etc. Aquel fue la génesis de su actual agencia de marketing.

Un lugar para atender a los clientes.

Aunque gran parte de los contactos profesionales que se efectúan hoy en día se realizan por correo electrónico y por videollamada, todos los emprendedores saben que ciertas reuniones es necesario realizarlas de forma presencial.

Contar con un despacho, más o menos céntrico, en el que atender a tus clientes es fundamental para que se cierren con éxito determinadas operaciones. Reunirte tranquilamente en una sala habilitada para ese uso, en el mismo lugar en el que trabajas habitualmente, infunde una imagen de profesionalidad que no puedes suplir enseñando tu mejor porfolio.

Este es, justamente, uno de los servicios que prestan los coworking. La mayor parte de ellos tienen servicio de atención a las visitas y alquilan, por horas, salas y despachos a disposición de sus clientes.

Algunos profesionales, que trabajan en casa, tienen las reuniones importantes con sus clientes en una cafetería, la cual no brinda las condiciones más adecuadas, o alquilando un espacio en un hotel, lo que puede llegar a resultar más costoso que el resultado inmediato de la operación.

En los coworking, los profesionales pueden quedar con varios clientes potenciales al mismo tiempo, programando una presentación de un servicio o producto, pueden tener una reunión uno a uno, para cerrar un contrato, e incluso pueden impartir cursos y conferencias.

Un espacio físico para el teletrabajo.

Parecía que la pandemia del COVID-19 iba a cambiar las condiciones en las que se trabajaba en las oficinas de España. Durante el confinamiento, los trabajadores no tuvieron más remedio que trabajar en casa para mantener la operatividad de las empresas.

Se pensaba que con la vuelta a la normalidad, este sistema de trabajo se iba a conservar. En cierto modo, supone un ahorro para las empresas. Al no tener a los trabajadores en la oficina se gasta menos dinero en suministros. Sin embargo, el teletrabajo no ha tenido el éxito esperado. Aun así, muchas empresas han establecido un sistema mixto, por el cual, los trabajadores teletrabajan en su casa dos o tres días a la semana y acuden a la oficina el resto de las jornadas.

La razón por la cual el teletrabajo no ha cuajado, es porque en casa disminuye la productividad de los trabajadores. Tienen otros estímulos que les impide concentrarse completamente en el trabajo. Algo que se ha subsanado, en muchos casos, trabajando en un coworking en un horario similar al que se llevaría en una oficina.

Aunque trabajen profesionales de distintos sectores y empresas, el coworking crea un ambiente laboral difícil de reproducir en el domicilio.

Fijar una oficina virtual.

Este es uno de los servicios más novedosos que prestan algunos coworking. Aunque el profesional no trabaje habitualmente en él, si lo desea, puede recibir allí la correspondencia e incluso facturar con la dirección del coworking, ubicando en ella su dirección fiscal.

Esta es una solución adecuada para profesionales que están viajando continuamente y necesiten un lugar fijo en el que recibir las comunicaciones postales o para aquellos que, trabajando en su casa, desean dar un plus de profesionalidad a sus servicios, adjuntando una dirección fiscal diferente a su domicilio.

La web Infoautonomos aclara con nitidez la diferencia que existe entre domicilio social de una empresa y su dirección fiscal.

El domicilio social es aquel que aparece recogido en los estatutos de la empresa y el que se inscribe en el Registro Mercantil. Es la sede social de la empresa. Una dirección pública en el que se supone que cualquier interesado puede localizar a los responsables de la compañía.

La dirección fiscal, por otro lado, es una dirección privada en la que recibir la correspondencia. Es la que aparece en las facturas, pues es allí donde la Agencia Tributaria enviará las notificaciones pertinentes, sin embargo, no tiene ningún efecto legal.

De esta manera, los coworking facilitan que muchos profesionales, emprendedores y autónomos puedan realizar su actividad económica.

 

 

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