Avena

Avena, lo mejor si estás entrenando

Hace unos meses decidí empezar a entrenar. Al principio me pasaba lo típico: mucho entusiasmo, pocas ganas. Me cansaba más de la cuenta, me dolían músculos que ni sabía que existían y, sobre todo, me daba cuenta de que la alimentación era muy importante.

Siempre había escuchado que “la comida lo es todo” cuando entrenas, pero no lo entendí hasta que empecé a sentir que me faltaba energía a media sesión o que tardaba en recuperarme después de un entrenamiento fuerte.

Fue ahí cuando empecé a investigar qué podía mejorar y descubrí la avena.

 

Por qué la avena se ha vuelto mi favorita

Cuando empecé a leer sobre la avena, lo primero que me sorprendió fue la cantidad de beneficios que tiene.

Lo más importante para mí es la energía que da. La avena es un carbohidrato complejo, lo que significa que no te pega un subidón rápido de azúcar para después dejarte tirado, sino que va liberando energía poco a poco. Para entrenar, eso es perfecto: no me siento pesado, pero tampoco me quedo sin pilas a mitad de rutina.

Otra cosa que descubrí es la cantidad de fibra que tiene. Digieres mejor, no te sientes hinchado y te da saciedad, algo muy útil cuando intentas comer más limpio y no estar picando cualquier cosa cada dos horas. Además, tiene proteína, que siempre viene bien cuando quieres ganar músculo o simplemente recuperarte mejor después de entrenar.

Yo pensaban que la avena estaba asquerosa, pero, con el tiempo, fui probando formas distintas de comerla: desde gachas calientes en invierno, hasta batidos fríos con fruta en verano. Incluso aprendí a meterla en recetas de panqueques o galletas caseras. Si sabes cómo hacerla, puede estar bastante rica.

 

Cómo me ayuda antes y después de entrenar

Lo que más me gusta de la avena es que se adapta a diferentes momentos del día.

Antes de entrenar, me preparo algo ligero con avena y fruta. Por ejemplo, un bowl con avena, plátano y un poco de yogur. Con eso voy cargado de energía sin sentir que llevo un ladrillo en el estómago. He probado a entrenar en ayunas y, sinceramente, no me funcionó. Me sentía flojo y sin ganas. En cambio, con un poco de avena antes, noto que rindo mucho más.

Después del entrenamiento el cuerpo necesita reponer lo que gasta y, sobre todo, reparar los músculos. Ahí combino la avena con proteína. Puede ser un batido donde meto avena en polvo con leche o simplemente un bowl con avena, frutos secos y algo de proteína extra. Así no solo me recupero mejor, sino que evito llegar con hambre loca a la siguiente comida.

He notado que mis niveles de energía son mejores y que no me canso tan rápido. Incluso en los días en que no entreno, la avena me viene genial para mantenerme activo en el trabajo o en la universidad. Ya no me da esa bajona típica de media mañana o después de comer. Y ojo, no digo que sea un alimento mágico, pero sí es una ayuda muy real que he comprobado en mí mismo.

 

Cómo incluir la avena en tu día a día

Al principio la comía siempre de la misma forma y me aburría un poco, pero poco a poco fui encontrando ideas que hacen que nunca me canse.

  • Desayunos: lo más clásico, un bowl de avena con leche o bebida vegetal y fruta. A veces le meto cacao puro o un poco de canela. Cambiando los toppings ya parece otra cosa.
  • Panqueques: mezclo avena molida con un huevo, plátano y un poco de leche, lo bato y lo paso por la sartén. En cinco minutos tengo un desayuno o merienda brutal.
  • Batidos: en verano me encanta meter avena en polvo en un batido de frutas. Queda cremoso, saciante y me da energía para rato.
  • Barritas caseras: con avena, frutos secos y un poco de miel se pueden preparar barritas para llevar en la mochila. Cuando salgo y sé que voy a tener hambre, me salvan.
  • Comidas saladas: descubrí que incluso se puede usar como ingrediente para rebozar o espesar sopas. No es lo típico, pero funciona.

Rincon del segura, una panadería artesanal ecológica que vende avena, me explicaron que, si para aprovechar mejor sus propiedades, es recomendable remojarla unas horas antes de consumirla. Así se digiere más fácil y tu cuerpo asimila mejor los nutrientes. Lo probé y la diferencia es real, sobre todo en digestión.

Como hay tantas formas diferentes de cocinarla, al final siempre puedes hacer que te guste de una forma u otra. Eso es clave, porque cuando estás entrenando y necesitas constancia, lo peor que te puede pasar es cansarte de la comida que te ayuda.

 

¿Cómo me ha ido con la avena y el entrenamiento?

Al principio pensaba que la avena sería simplemente un extra, pero con los meses me di cuenta de varias cosas que marcaron la diferencia.

Primero, el nivel de energía. Antes, a media mañana o en mitad de un entrenamiento intenso, me venía abajo. Ahora no: tengo una resistencia mucho más estable y llego al final de las sesiones con la misma fuerza que al principio.

Segundo, la recuperación. Cuando entrenaba fuerte y no cuidaba tanto la alimentación, los dolores musculares me duraban más y me costaba volver al gimnasio al día siguiente. Con la avena y un poco más de atención a lo que como, siento que mi cuerpo se recupera más rápido. No es que ya no me duelan los músculos, pero noto que me levanto menos “destrozado” después de una rutina pesada.

Tercero, la digestión. Esto me sorprendió bastante. Con la fibra de la avena, mi estómago se siente mucho mejor y ya no tengo esa sensación de pesadez o de estar hinchado. Incluso cuando como avena todos los días, no me resulta pesada ni repetitiva.

Y cuarto, algo que no esperaba: la piel. Puede sonar raro, pero mi piel empezó a verse más limpia. Tal vez sea porque como más equilibrado en general, pero leí que la avena también tiene minerales y vitaminas que ayudan. Sea como sea, yo lo noté.

 

Cosas sobre la avena que no sabía

Cuanto más la consumo, más me doy cuenta de lo sana que es. Por ejemplo, aprendí que es de los pocos cereales que tienen una buena cantidad de proteína vegetal. No es que vaya a reemplazar la carne o los huevos, pero sí ayuda a sumar sin darte cuenta.

Otra cosa es que tiene un índice glucémico bajo: no te sube el azúcar de golpe, algo que es genial no solo para quienes entrenamos, sino para cualquiera que quiera comer mejor.

También descubrí que existen diferentes tipos: en copos, en harina, en salvado, incluso instantánea. Cada una se adapta a lo que quieras preparar. Yo suelo usar copos enteros para el desayuno, harina para panqueques y avena en polvo para batidos rápidos.

Lo bueno es que no necesitas gastar mucho para comer avena. Es barata, dura bastante y cunde un montón. Eso, sumado a que es fácil de encontrar en cualquier supermercado, hace que no haya excusa para no tenerla en casa.

 

La avena me motivó a seguir entrenando

Puede parecer exagerado, pero la avena se convirtió en parte de mi rutina y eso me motivó más a seguir entrenando. Antes veía la comida como un castigo: tenía que dejar lo que me gustaba y comer cosas que no me llenaban. Ahora lo veo distinto, porque sé que hay opciones sanas y ricas que me hacen rendir más.

Notar en mi propio cuerpo los cambios que trae algo tan simple como la avena me hizo darme cuenta de que vale la pena cuidarse. Me ayudó a tener disciplina, porque preparar mis comidas y organizar mis entrenos van de la mano. Y lo mejor es que no siento que me privo de nada, al contrario: tengo más variedad y más energía.

Creo que cualquiera que esté empezando a entrenar debería darle una oportunidad. No necesitas convertirte en un experto en nutrición, solo probar e ir notando cómo te sienta. Yo empecé poco a poco, metiéndola en el desayuno, y ahora forma parte de varios momentos del día sin que me dé pereza.

 

Al final, incorporarla a mi dieta cuando empecé a entrenar me vino genial

Si me hubieras dicho hace un año que estaría hablando tan bien de la avena, me habría reído. Pero después de probar, de entrenar con y sin ella, puedo decir que la diferencia es clara. No es un alimento milagroso, pero sí una ayuda muy real para cualquiera que quiera rendir mejor, recuperarse más rápido y sentirse con más energía.

Lo que más me gusta es que es accesible, fácil de preparar y nunca aburre porque se puede usar de mil maneras. Además, me enseñó a ser más consciente de lo que como, a escuchar a mi cuerpo y a darme cuenta de que no hace falta complicarse para mejorar.

Si estás empezando a entrenar, mi consejo es simple: prueba la avena. Hazlo a tu manera, con las recetas que más te llamen la atención, y date el tiempo de ver cómo responde tu cuerpo. Puede que, como me pasó a mí, se convierta en un básico que te acompañe cada día.

También le puede interesar

Más comentadas

Avena, lo mejor si estás entrenando

Hace unos meses decidí empezar a entrenar. Al principio me pasaba lo típico: mucho entusiasmo, pocas ganas. Me cansaba más de la cuenta, me dolían músculos que ni sabía que

SUBCRIBETE

Comparte

Scroll al inicio