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A pesar de su eficacia, todavía no apostamos por las reuniones a través de videollamada

Vivimos en un mundo que ha cambiado de una manera radical de un tiempo a esta parte por una serie de razones relacionadas, principalmente, con todo lo que tiene que ver con la informática o la tecnología. Es evidente que existe una serie de cuestiones que hemos tenido que adaptar, en nuestra vida cotidiana, para tratar de dar respuesta a este tipo de asuntos y hacer de nuestro tiempo algo que se aproveche mucho mejor y de manera más efectiva. Es indudable que esto era necesario a nivel profesional y que, por supuesto, todavía nos queda margen de mejora.

Por poner un ejemplo de todo lo que hemos dicho en el primer párrafo, os vamos a hablar de las videoconferencias, una herramienta que se ha convertido en fundamental entre todas aquellas personas que trabajan en colaboración y a las que diferencia una serie de barreras físicas que son bastante difíciles de salvar. Y es que son todavía muchas las personas que dicen que la mejor manera de negociar y de crear un «buen rollo» entre dos personas es la de estar, al menos unos minutos, juntas en lo físico. No hay nada que nos pueda garantizar esto.

Por tanto, ¿por qué tenemos que seguir viajando de un lado a otro con el objetivo de hacer negocio? Vayamos a lo que es más eficaz y eficiente. La videollamada nos ahorra tiempos de transporte, de esperas y hace que nuestro rendimiento aumente de una manera exponencial. Pero sigue habiendo gente que apuesta decididamente por viajar hasta el lugar en el que se encuentra la otra persona (aunque esté en Nueva Zelanda). Los resultados de una y otra manera de proceder son parecidos, siendo menores los costes que lleva implícitos el tirar de videoconferencia para organizar reuniones.

 Las videoconferencias, además, son una herramienta ideal para cerrar negocios en función de lo que apunta una noticia que fue publicada en el portal web Business Consulting. La noticia apunta que el 96% de los empresarios consideran que esta herramienta es vital para eliminar las barreras geográficas. Además, hay otras muchas ventajas al respecto:

  • Sin duda, son mucho más efectivas que las llamadas o los emails.
  • Permiten conservar un sentido como el de la visión del otro, que es fundamental en una reunión de este estilo.
  • Permite optimizar el tiempo.
  • Representa un ahorro en viajes, como también hemos comentado.
  • Son ideales para empresas de cualquier tamaño.
  • Se puede realizar desde cualquier lugar.

No entendemos por qué todavía muchas empresas siguen apostando por organizar reuniones (ya sean de carácter interno o externo) de manera física. Es algo que es bastante habitual en los tiempos que corren y que merma de manera bastante importante la productividad, puesto que mucho tiempo se pierde en realizar el desplazamiento necesario hacia el lugar en el que se organiza dicha reunión. Nosotros, desde luego, entendemos que la manera más eficiente y rápida para organizarla es la de apostar por una videoconferencia. Los profesionales de E-Ingenia, una entidad dedicada, entre otras cosas, a la prestación se servicios relacionados con el mantenimiento informático, nos han comentado que, a pesar de que muchos de sus clientes apuestan por disponer de equipos potentes y en perfectas condiciones, todavía no existe esa cultura que demandamos para aprovechar estos recursos y utilizar videollamadas para organizar reuniones.

Un origen de ficción

Hemos querido rescatar un dato que nos ha parecido bastante interesante en lo que tiene que ver con la historia de la videollamada y que hemos conocido gracias a un artículo publicado en la Universidad de Granada. Fue Asimov, en una novela de ficción llamada «Bóvedas de Acero», de 1954, el que primero describió una cuestión como de la que venimos hablando, algo que al final se ha convertido en una realidad palpable y que forma parte de nuestra realidad cotidiana.

Lo cierto es que, hoy en día, es inviable no confiar en las nuevas tecnologías en nuestra vida cotidiana y máxime cuando hablamos de una cuestión como lo son los negocios. La verdad es que rechazar la reducción de costes que plantea la videollamada es algo que realmente es una necedad. No estaremos aprovechando al máximo ni los recursos humanos ni los económicos que tenemos a nuestra disposición para que nuestra actividad sea lo más eficiente posible.

Confiamos en que, más pronto que tarde, esta situación cambie. De lo contrario, seguiremos derrochando recursos en reuniones físicas en las que no se planteará ninguna ventaja en comparación con las conversaciones que se mantengan en una videollamada. En otros países, desde luego, confían más en sus dispositivos y aplicaciones tecnológicas. Tenemos que cambiar el chip, empezar a ver las cosas al revés y apostar por todo lo que tenemos a mano para ser mejores profesionales. Así, estaremos contribuyendo a que nuestro tejido industrial y empresarial sea bastante más completo y, en definitiva, mejor.

 

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