En los últimos tiempos, los tratamientos no invasivos están cambiando la medicina estética, tal y como se aplicaba hasta hace poco. Las intervenciones quirúrgicas se sustituyen, en muchos casos, por infiltraciones y rellenos reconstituyentes suministrados por inyección. Para ello se recurre a proteínas naturales, como el colágeno y el ácido hialurónico, que el cuerpo ha dejado de fabricar por sí mismo a medida que avanza la edad de la persona.
La medicina estética ha estado dominada, durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del siglo actual, por las intervenciones quirúrgicas efectuadas por los cirujanos plásticos: La colocación de implantes postizos en pechos y glúteos, la liposucción, los retoques en nariz, pómulos o mentón, etc.
La popularización del bótox para reducir las líneas de expresión marcó otra vía de actuación. El bótox no era un producto reconstituyente, sino que era una toxina, toxina botulínica tipo A, que lo que hacía era paralizar los músculos faciales y, por tanto, reducir los pliegues que las contracciones generaban en la piel.
El colágeno y el ácido hialurónico, por el contrario, lo que hacen es reparar y reconstituir las células. Su empleo está dando lugar a continuos fármacos, empleados por los sanitarios estéticos. Esto obliga a los profesionales del sector a estar continuamente al día. Cada 3 o 4 meses se aprueba un nuevo medicamento más efectivo que el anterior.
Así nos lo cuenta del Doctor García, que está al frente de un gabinete médico estético de Barcelona. Según nos dice, visita a menudo la web de Medyglobal, una empresa distribuidora de fármacos no invasivos utilizados en la medicina estética, para estar al tanto de las últimas novedades.
Estamos asistiendo a una nueva fase en la medicina estética. Veamos cómo se está desarrollando, cogiendo dos de sus ingredientes base.
Colágeno.
El colágeno es una proteína que se encuentra en la piel, los huesos, los tendones y los ligamentos. Es responsable de brindar estructura y elasticidad a los tejidos del cuerpo. A medida que envejecemos, la producción de colágeno disminuye, lo que puede llevar a la aparición de arrugas, flacidez y otros signos de envejecimiento.
En el ámbito de la medicina estética, el colágeno se utiliza para tratar diversas afecciones y mejorar la apariencia de la piel. Según informa un artículo publicado en la revista digital Vida Estética & Spa, se puede estimular la producción natural de colágeno por parte del cuerpo o inyectar colágeno proveniente de otros animales, generalmente cerdos y vacas, que se ha demostrado que son biocompatibles con las células del cuerpo humano.
Hay diferencias importantes entre estimular la producción de colágeno y los rellenos dérmicos de este material. La estimulación de la producción de colágeno se basa en activar el proceso natural de producción de colágeno en la piel. Se utilizan diferentes técnicas, como la terapia con láser, la radiofrecuencia y las micro-agujas, que estimulan los fibroblastos, las células responsables de la síntesis de colágeno. Estos tratamientos generan pequeñas lesiones controladas en la piel, lo que desencadena la producción de colágeno y elastina para reparar y regenerar los tejidos.
Es un tratamiento adecuado para personas que desean mejorar la calidad general de su piel, aumentar la firmeza y la elasticidad, reducir los poros dilatados y suavizar las líneas finas. Es la opción preferida por aquellos que desean un enfoque más gradual y natural. Los resultados pueden tardar varias semanas o meses en ser visibles a medida que el colágeno se regenera y se acumula en la piel.
Los rellenos dérmicos, por otro lado, consisten en la inyección de colágeno directamente para reponer el volumen perdido y suavizar arrugas y pliegues faciales. El colágeno como relleno dérmico era popular en el pasado, pero su uso se ha reducido debido a su corta duración y a la aparición de alternativas más seguras y efectivas, como el ácido hialurónico, que veremos más adelante.
La estimulación de la producción de colágeno ofrece una serie de beneficios para la salud y la apariencia de la piel, sobre todo a largo plazo. A continuación, te presento los principales:
- Mejora de la elasticidad y la firmeza de la piel: La piel recupera su firmeza y elasticidad, mejorando la apariencia general y reduciendo la flacidez.
- Reducción de arrugas y líneas finas: El colágeno es esencial para mantener la estructura y la plenitud de la piel. Al estimular la producción de colágeno, se pueden suavizar y reducir estos signos visibles del envejecimiento, dando como resultado una apariencia más juvenil y rejuvenecida.
- Mejora de la textura y la uniformidad de la piel: La estimulación de colágeno también puede ayudar a mejorar la textura general de la piel, incluyendo la reducción de poros dilatados y la disminución de la apariencia de cicatrices y marcas. El aumento de colágeno fortalece la estructura dérmica y promueve la regeneración celular, lo que contribuye a tener una piel más uniforme y luminosa.
- Estimulación de la producción de elastina: La elastina es otra proteína clave en la piel responsable de su elasticidad y flexibilidad. Al estimular la producción de colágeno, también se promueve la producción de elastina, lo que propicia una piel más elástica y resistente al estiramiento.
El ácido hialurónico.
El ácido hialurónico es una sustancia gelatinosa y viscosa que se encuentra de forma natural en nuestro cuerpo, especialmente en la piel, los ojos y las articulaciones. Es una molécula de azúcar que tiene la capacidad de retener grandes cantidades de agua, lo que contribuye a mantener la hidratación y la elasticidad de los tejidos.
Dice la revista Belleza Medica que este ácido, básicamente, es almidón y que su función es retener las moléculas de agua. Es responsable, en gran medida, de la hidratación de la piel y de otros órganos, y de dar forma a las estructuras corporales mediante la retención de líquidos. No nos olvidemos que cerca de un 80% del cuerpo humano está compuesto de agua.
A partir de los 25 años se puede utilizar este ácido. Estas son algunos de sus principales usos estéticos:
- Relleno de arrugas y pliegues faciales: El ácido hialurónico se utiliza como un relleno dérmico para tratar arrugas y pliegues faciales. Se inyecta en la piel para restaurar el volumen perdido, suavizar las líneas finas y las arrugas, y mejorar la apariencia general del rostro. El ácido hialurónico es especialmente eficaz en áreas como los surcos nasolabiales (líneas que van desde la nariz hasta la boca), las líneas de marioneta (desde las comisuras de la boca hacia la barbilla) y los labios.
- Aumento de labios y mejillas: También se utiliza para aumentar el volumen y mejorar la forma de los labios y las mejillas. Al inyectar cuidadosamente el ácido hialurónico en estas áreas, se puede lograr un aspecto más pleno y definido, así como corregir asimetrías o desproporciones faciales.
- Hidratación y revitalización de la piel: El ácido hialurónico es conocido por su capacidad para retener agua, lo que ayuda a mantener la hidratación de la piel. Se utiliza en productos tópicos y en tratamientos inyectables para hidratar y revitalizar la piel seca y deshidratada, mejorando su textura y luminosidad.
- Remodelación nasal sin cirugía: En algunos casos, se utiliza el ácido para realizar cambios estéticos en la forma de la nariz sin necesidad de cirugía. Con técnicas de inyección precisas, se puede corregir defectos menores, como una nariz ligeramente torcida o una joroba nasal, obteniendo una apariencia más armoniosa.
Es importante destacar que el ácido hialurónico utilizado en medicina estética es sintético, de origen no animal, pero se considera seguro. Los resultados son inmediatos y, dependiendo del producto utilizado, pueden durar de varios meses a un año, ya que el ácido hialurónico se descompone gradualmente en el cuerpo.
El ácido hialurónico ha pasado a sustituir a los rellenos dérmicos de colágeno en la remodelación de volúmenes debido a que presenta una mayor permanencia dentro del cuerpo. El colágeno es reabsorbido en cuestión de semanas, y si no se reemplaza con proteína natural, producida por los fibroblastos del cuerpo, tiende a perder su eficacia.
El ácido hialurónico fue descubierto por primera vez en 1934 por el científico alemán Karl Meyer y el bioquímico John Palmer. Ambos investigadores aislaron esta sustancia de los ojos de los terneros y le dieron el nombre de «ácido hialurónico» por su naturaleza ácida y su presencia en el humor vítreo del ojo.
Desde entonces, ha sido objeto de numerosos estudios y se ha demostrado que tiene propiedades excepcionales en la retención de agua y la hidratación de los tejidos
Su uso en medicina estética es relativamente reciente. Comenzó a emplearse a partir de la década de 1990. Momento en que se introdujeron en el mercado los primeros productos de relleno dérmico a base de ácido hialurónico. Estos productos se utilizaron inicialmente para corregir arrugas y restaurar el volumen facial perdido debido al envejecimiento.
Su aplicación en este campo no ha parado de crecer en las últimas décadas. Los tratamientos no invasivos marcan un antes y un después en la medicina estética. Se prevé que este será el camino principal de desarrollo en esta área de la salud.